Día Mundial del Retrete
Tal vez te preguntarás: ¿hay un Día Mundial del Retrete? ¿En serio?
Tan serio como que 4.200 millones de personas en todo el mundo no tienen acceso a un servicio de saneamiento tan básico como es el retrete, según Naciones Unidas. Por eso, cada 19 de noviembre “celebramos” este día.
Y, cada año, intentamos estar más cerca de garantizar el acceso a agua limpia y saneamiento, a través de nuestros proyectos y con la colaboración de entidades como la Fundación Bancaja y Bankia, y la Diputación de Cádiz.
Desde hace más de dos años, estamos construyendo baños dignos con ducha caliente para las familias de ocho comunidades rurales del Municipio de Independencia, en los Andes bolivianos.
Es una medida que, además de mejorar su bienestar y calidad de vida, apoya la transformación del sector rural. Trabajar para alcanzar el Objetivo de Desarrollo 6 contribuye a cerrar la brecha de desigualdad entre el campo y la ciudad, y brinda mejoras en el ámbito sanitario de la región.
En Bolivia, tan solo el 37% de la población rural tiene acceso a servicios de saneamiento (según el Plan Sectorial de Saneamiento Básico 2011-2015). Esto significa que muchas personas, al no tener retrete dentro o fuera de sus casas, defecan al aire libre, con las implicaciones que tiene para la contaminación del medio y las fuentes naturales de agua de su entorno.
La mayoría de los habitantes del Municipio de Independencia son pequeños agricultores que practican la ganadería extensiva en pequeña escala. Son familias que viven en extrema pobreza y la problemática de la defecación al aire libre les repercute de manera directa en su situación de salud, agravándose con la pandemia actual por el coronavirus.
Actualmente ya son más de un centenar de baños dignos los que han sido construidos por la zona.
Tener un lavabo completo en su casa con un retrete, un grifo y agua, donde se pueden lavar las manos después de usarlo o antes de comer, supone una gran diferencia en su día a día. Perciben que es un beneficio para la salud familiar, lo cual permite mejorar su bienestar y autoestima. Las familias poco a poco se han apropiado del proyecto y acostumbrado al uso de estos servicios de saneamiento. Los cuidan, los emplean adecuadamente, y reconocen el valor agregado de sus viviendas. Si a esto le sumamos la necesaria higiene de manos en plena emergencia sanitaria, el baño es, sin duda, de un valor incalculable.
No obstante, no ha sido ni es fácil para algunas personas cambiar sus hábitos. De ahí que el proyecto incluya un enfoque educativo mediante un taller de higiene y saneamiento para sensibilizar a la población. En los talleres llevados a cabo este año se han tratado varios temas; pero lo que más ha ayudado a entender la urgencia de cambiar algunas costumbres de la gente ha sido debatir sobre qué pasa y a dónde va lo que defecamos al aire libre.
Con la construcción de cada baño se ha mejorado la salud y el bienestar de muchas personas campesinas que viven en la pobreza extrema, con carencia de recursos económicos y que con frecuencia se enfrentan a múltiples vulnerabilidades.
Cada baño, cada retrete, es una historia de éxito y un paso más para alcanzar un acceso universal y equitativo a servicios de saneamiento administrados de forma segura.
Muchas gracias a todas las personas y entidades que nos acompañan en el proceso.
Si tú también quieres hacerlo, te invitamos a colaborar con un donativo o haciéndote socio o socia de Nuevos Caminos.