El valor de las mujeres
Mujeres solas o, mayoritariamente, con hijos, más jóvenes o ya más mayores, pero todas ellas con la misma determinación: luchar y luchar para mejorar sus vidas y las de sus familias.
Para ello, por ejemplo, las mujeres de las zonas rurales de Vacas o Independencia, en Cochabamba, Bolivia, se apuntan a los cursos de producción artesanal textil como una forma de aprender un oficio para mejorar su economía. Pero no solo es la economía lo que mejora. Aprender un nuevo oficio les ayuda a mejorar su autoestima y a reivindicarse como valiosas y productivas.
El asistir a los cursos y talleres lo que provoca no es sólo una esperanza de un mejor futuro, sino que les cambia su forma de percibirse a ellas mismas. Comienzan a sentirse realizadas. Además, el reunirse con otras mujeres se transforma en un momento en el que pueden abrirse y sincerarse al compartir y explicarse sus problemas, así como relajarse y reír como forma de alejarse de los problemas del día a día. Es su tiempo. Su momento. Su ocio. Sin ninguna otra responsabilidad. Momentos donde pueden ser plenamente ellas.
A veces los pequeños gestos revelan grandes verdades. Y esa lección de vida nos la enseñó un grupo de mujeres hace un tiempo. Dejad que os lo cuente…
Cuando finaliza el curso de producción textil, se realiza un pequeño acto en el que se les entrega un reconocimiento y se expone parte del trabajo textil que han hecho las mujeres a lo largo del curso. A ellas les hace ilusión enseñar lo que han aprendido y ahora son capaces de hacer. Pues hará dos años coincidió que, ese día, venían unos visitantes y también asistieron al acto.
Estos, al ver las mantas y jerséis de lana confeccionados por las mujeres, preguntaron el precio porque les gustaron y los querían comprar. La sorpresa fue que ninguna de las mujeres quiso vender, aunque les ofrecieron un muy buen precio. En un primer momento, no entendimos la negativa a vender. La explicación llegó rápidamente.
Eran las primeras prendas de ropa hechas por ellas, fruto de su aprendizaje, de su esfuerzo, de sus esperanzas; y querían quedárselas como recuerdo porque estaban orgullosas de lo que habían logrado por ellas mismas. Para ellas no tenía precio, porque como dijo el poeta Antonio Machado “todo necio confunde valor y precio”. Para esas mujeres, el fruto de sus primeras prácticas, que exponían ese día con orgullo, era de un valor incalculable.
Esta experiencia nos muestra hasta dónde llega el impacto positivo de los talleres de costura y artesanía textil que ponemos en marcha cada año, y en los que participan unas 170 mujeres en Bolivia, Colombia, República Dominicana y Bolivia. Va mucho más allá de las prendas o mantas que puedan elaborar, todas estas mujeres van tejiendo, puntada a puntada, un futuro más digno, de empoderamiento e independencia económica.
Si tú también quieres formar parte de esta red de puntadas de solidaridad, participa en la campaña Puntadas que llegan muy lejos. Además, con tu donativo entrarás en el sorteo de una manta de lana de alpaca, hecha en un telar tradicional de Bolivia. ¡Suerte!
El proyecto para el fortalecimiento de las mujeres rurales de Independencia (Bolivia) ha contado con la colaboración del Ayuntamiento de Berriozar.