Huertos familiares, una solución de desarrollo sostenible
En este blog, con la información que nos llega desde Bolivia de nuestra representante Gemma y Montse, repasamos como ha ido evolucionando y cuáles han sido los resultados del proyecto “Fortalecer la producción y diversificación agrícola sostenible con enfoque de género para garantizar la soberanía y seguridad alimentaria y nutricional de las familias campesinas del municipio de Independencia, Cochabamba, Bolivia”.
Un año más, el Ayuntamiento de Málaga y su Área de Participación Ciudadana, Migración, Acción Exterior, Cooperación al Desarrollo, Transparencia y Buen Gobierno han apoyado uno de nuestros proyectos en Bolivia. Gracias a su aporte, otro año más, la valoración del proyecto se destaca en:
• El proyecto alcanzó satisfactoriamente sus objetivos, siendo relevante para las necesidades locales.
• La ejecución fue óptima, con una alta participación de hombres y mujeres, destacando el papel de la mujer como agente de desarrollo.
• Involucrar a las familias mejoró la sostenibilidad y fortaleció las relaciones de género, promoviendo decisiones compartidas sobre ingresos.
• Se capacitó en técnicas productivas prácticas, garantizando producción continua y seguridad alimentaria.
• Contar con un equipo técnico comprometido y presente en la zona fue clave para generar confianza.
• La combinación de prácticas tradicionales y tecnológicas fortaleció la solidaridad comunitaria y la aceptación del proyecto.
• El consumo de productos frescos del huerto mejoró la alimentación y motivó a familias vecinas a replicar el modelo.
• Las buenas prácticas agrícolas impactaron positivamente en la economía familiar mediante diversificación de cultivos y manejo sostenible.
• La metodología promovió la participación igualitaria de hombres y mujeres.
Algunas de las dificultades y lecciones aprendidas del proyecto pueden analizarse a través de los Principios CSA-IRA (Inversión Responsable en Agricultura y Sistemas Alimentarios) definidos por la FAO (Food and Agriculture Organization). De estos 10 principios, se han identificado, por un lado, las principales dificultades y, por otro, los aprendizajes más relevantes.
Dificultades:
PIRA 7: Respetar el patrimonio cultural y los conocimientos tradicionales y respaldar la diversidad y la innovación:
Resistencia al cambio en las personas mayores. Lamentablemente, es frecuente que las personas mayores suelan tener una actitud escéptica respecto a la introducción de cultivos alternativos y nuevas prácticas porque nunca antes las han aplicado y no saben si tendrán éxito o no. Esto puede generar tensión dentro de las comunidades y las familias. Es fundamental seleccionar bien a las primeras familias participantes para que rápidamente se puedan producir resultados visibles y así convencer a los demás.
PIRA 2: Contribuir a la seguridad alimentaria y la nutrición.
Un problema para los pequeños productores de esta zona de Independencia es la falta de mercados fijos para su producción excedente, sobre todo por la falta de infraestructura y transporte adecuados. Se necesita especialistas sobre la cadena productiva y el mercadeo. Los productores mostraron interés sobre aprender cómo llegar a los mercados, sobre todo en el caso de los cultivos de nuevas variedades, porque el mercado no las conoce.
Lecciones aprendidas:
PIRA 3: Fomentar la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer y PIRA 4: Potenciar la participación y el empoderamiento de los jóvenes.
La participación de mujeres, niños y jóvenes garantiza una mayor dinámica en los sistemas de producción agrícola.
PIRA 8: Promover sistemas agrícolas y alimentarios inocuos y saludables.
La sensibilización, compromiso y motivación para la práctica de una agricultura sostenible son determinantes para iniciar este tipo de acciones y que sean exitosas.
PIRA 1: Contribuir a la seguridad alimentaria y la nutrición
La sostenibilidad de la intervención tiene que ver con las motivaciones y demandas de las familias participantes. El proyecto es importante para ellos porque las hortalizas y frutas que producen forman parte de su seguridad alimentaria.
Los principales desafíos pendientes incluyen la falta de políticas públicas y financiamiento adecuado para apoyar los huertos familiares, a pesar de su papel clave en la seguridad alimentaria. Estos sistemas dependen principalmente del interés familiar o del apoyo de ONGs y fundaciones, que motivan y capacitan a las familias. Además, los agricultores enfrentan serias dificultades para acceder a créditos debido a la falta de garantías, los altos intereses y los plazos de devolución cortos, lo que limita su desarrollo productivo.
