La voz protagonista: Milena y Patricia
Entrevistamos a Milena Cáceres, trabajadora social y Patricia Bustamante, psicóloga, ambas trabajadoras del proyecto Casa San José (Cochabamba, Bolivia).
En el equipo de Casa San José, Milena y Patricia trabajan mano a mano para atender a los niños y adolescentes que ingresan en el centro, averiguar las condiciones que los llevaron hasta allí e impulsar, cuando es posible, su reintegración familiar.
Ambas estudiaron en la Universidad Mayor de San Simón, la universidad estatal de Cochabamba, y también comparten una trayectoria profesional plenamente centrada en la infancia. En la actualidad trabajan en Casa San José, un hogar de acogida temporal en la ciudad de Cochabamba, Bolivia, desde el que atendemos a menores en situación de calle o en riesgo de estarlo.
Al preguntarles qué les hizo decidir que querían trabajar con niños y niñas coinciden en que se trata de una población muy vulnerable y cuyos derechos se ven constantemente atacados. “Aquí, en Bolivia, hay muchos niños que están desprotegidos. Se ve mucha violencia física y psicológica hacia ellos. Eso a mí me motivó a estudiar la carrera de trabajo social para poder apoyarlos”, explica Milena. Patricia siente que la infancia “es una población que despierta cierta ternura y vocación. La gratitud y el cariño que recibes de los niños es sincero. Un abrazo o una sonrisa de un niño no lo puedes encontrar en cualquier lado. Para mí ese es el mejor pago que yo recibo cada día”.
Como psicóloga de Casa San José, Patricia es la encarga de evaluar la situación de los niños, cuando ingresan en el centro, a partir de pruebas y entrevistas que le permiten conocer las necesidades de cada uno y planificar la intervención. “La toma de pruebas depende de cada niño y de lo que queremos evaluar. Por ejemplo, podemos hacer un test sobre la familia para ver cómo se relacionan sus miembros entre sí y qué dificultades tienen. Si lo que queremos ver es cómo el niño se enfrenta al mundo, tomaremos otra prueba que nos permita conocer sus mecanismos de defensa y cómo enfrenta los conflictos. Por otro lado, hay otras pruebas psicométricas que nos sirven para evaluar la inteligencia del niño y si está acorde a su edad cronológica o si existe un retraso en su desarrollo”.
Por su parte, Milena, como trabajadora social, está más enfocada en el trabajo con las instituciones públicas y las familias para evaluar la situación que llevó a la desprotección y/o situación de calle del menor e intentar revertirla. “Mi trabajo no es rutinario, es muy amplio porque cada historia y cada niño es diferente […]. Hay que identificar los problemas que le han traído hasta el centro, qué es lo que pasó. Cuando hay una integración familiar, hay que hacer seguimiento a cada niño y no es solamente una llamada, hay que visitar el domicilio, identificar problemas con su integración, trabajar sobre eso y entrevistarnos con las familias. Cada familia tiene distinta historia. Las historias de algunos niños on más tristes que otras, pero no quiere decir que sean más o menos importantes”.
Además de estas dos profesionales, Casa San José cuenta con educadoras, encargadas de la organización de las actividades del día a día de los niños, como su higiene, alimentación, actividades educativas y también de ocio. Junto a Milena y Patricia forman un equipo en el que el diálogo y la coordinación es continua y necesaria.
Como explica Milena, el trabajo que se realiza “implica mucha responsabilidad porque en tus manos está el futuro del niño. Si bien Defensoría de la Niñez trabaja también sobre el caso, nosotros conocemos más de cerca a los niños, cómo están y qué quieren en un futuro”. A lo que Patricia añade: “Si vemos que no va a estar bien con una familia, no se puede hacer la reintegración. Entonces lo que hacemos es movernos para buscar un centro [de acogida permanente] adecuado y que cubra todas las necesidades que el niño tiene”.
Pasando a un plano más personal, nos interesamos por cómo gestionan Milena y Patricia los casos más duros a nivel emocional. Entre los niños que ingresan en Casa San José se encuentran casos de abandono, violencia, trata, etc. Ambas son mamás y coinciden en que no pueden evitar que las historias de los niños les afecten, pero en estos casos tratan de respirar, mantener la calma y centrarse en buscar soluciones para ayudarles. “Al niño le tenemos que dar seguridad y hacerle sentir que está en un lugar donde lo vamos a cuidar y a proteger. Vamos a restituir los derechos que tal vez ha perdido en un momento de su vida y le haremos sentir querido”, cuenta Patricia.
Cuando entran en Casa San José se inicia una nueva etapa de su vida. Una etapa en la que se busca que los niños vuelvan a ser niños, que puedan disfrutar de sus derechos como tal, divertirse y aprender. Y todo esto es posible gracias a la inmensa labor de Patricia, Milena y el resto de sus compañeras, así como al apoyo de las personas y entidades que colaboran con Sendera, enviando así su solidaridad hasta proyectos como el de Casa San José. ¡Gracias!
Esta entrevista fue publicada inicialmente en la Revista 2023 de Sendera, que puedes consultar al completo aquí.