Pandemia, hambre e incertidumbre
Mientras que en España y otros países europeos se retoma la actividad, poco a poco, Latinoamérica se ha convertido en el foco de la pandemia de coronavirus.
Las cifras crecen por momentos. Desde el estallido de la crisis sanitaria, se han contagiado más de 2 millones de personas en América Latina y han fallecido 100.000 personas.
México, uno de los países más afectados de la región
Con más de 23.000 fallecidos, ocupa el 7º puesto en el fatídico ranking de decesos por coronavirus en el mundo y se acerca a los 200.000 casos. Ángels Fornaguera, responsable de la Asociación Nuevos Caminos en el país, nos relata así la situación:
Ha sido un escenario complicado para la población mundial y en este contexto para la población mexicana; estar en cuarentena para evitar el contagio del Covid-19 nos ha obligado a tomar medidas de seguridad que garanticen nuestra salud.
Aquí en México, la toma de conciencia de que la epidemia iba a ser una realidad ha sido muy lenta y accidentada. Mucha gente sigue pensando que todo esto de la epidemia es un bulo, y en los barrios se siguen juntando en tiendas, mercadillos y parques sin ningún tipo de restricción.
Al igual que todos, estamos ante la incertidumbre de cómo evolucionará esta situación, pues en los próximos meses es previsible que, al agotarse las pequeñas reservas económicas de las familias, ya no tengan medios para comprar alimentos. Mucha gente se está quedando sin trabajo y sin ingresos, y esa es una gran preocupación.
La Secretaria de Educación Pública anunció el cierre de los centros educativos dos semanas antes de las vacaciones de Semana Santa. El Centro Comunitario de Desarrollo Infantil “San José”, situado en Jardines de San Juan Ajusco, cerró sus puertas, siguiendo las normativas del gobierno, el viernes 13 de marzo. Y los 124 niños y niñas marcharon con sus mochilas bien cargadas, con los libros y materiales que utilizan habitualmente.
Durante este tiempo de confinamiento y hasta el pasado 20 de junio, cuando terminó el curso, las cuatro educadoras han estado trabajando con los niños y niñas. Lo han hecho a través del WhatsApp de los padres, enviándoles las tareas para que puedan seguir aprendiendo desde casa. El problema con esta estrategia es que no todas las familias tienen acceso a una línea telefónica o algún medio de comunicación.
En cuanto a la alimentación, al no poder recibir a diario los tres alimentos que se les daba (desayuno, fruta a media mañana, y una comida guisada antes de regresar a sus casas), estamos armando despensas de artículos no perecederos y básicos. En estas cestas incluimos: arroz, frijol, legumbres, aceite, azúcar, sal, pasta, galletas, atún, sardinas, cereales, etc. Y se reparten a las familias de la comunidad, ya que actualmente muchas se han quedado sin trabajo, y así apoyar a los niños y niñas de nuestro proyecto.
Pandemias más allá del Covid-19
A nivel general en toda Latinoamérica y, en particular, en las comunidades empobrecidas, la crisis sanitaria se está viendo agudizada por otras dos grandes “pandemias” estrechamente relacionadas: el hambre y la pobreza. Un informe conjunto de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), publicado el pasado 16 de junio, pone las cifras sobre la mesa.
“Tras siete años de lento crecimiento, América Latina y el Caribe podría ver la mayor caída del PIB regional en un siglo (-5,3%); lo que traerá en 2020 un aumento de la pobreza extrema de 16 millones de personas con respecto al año anterior, sumando 83,4 millones en total”.
A lo que Alicia Bárcenas, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, añade que, si no se hace nada para evitarlo: “En América Latina podemos tener un retroceso histórico en la lucha contra el hambre. Podemos perder lo que hemos logrado en quince años en tan sólo un par de meses”.
Por lo tanto, urgen medidas para frenar una crisis alimentaria que muchas personas ya están viviendo.
Desde CEPAL y FAO se ha publicado un decálogo de propuestas entre las que se incluye el refuerzo de los programas de alimentación escolar, el apoyo a las iniciativas de asistencia alimentaria de las organizaciones de la sociedad civil y programas de apoyo a la producción de autoconsumo.
En este sentido, desde la Asociación Nuevos Caminos hemos creado un fondo de emergencia para favorecer la seguridad alimentaria de las personas con las que trabajamos en México, Colombia, República Dominicana, Bolivia y Etiopía. Con lo recaudado, se están entregando cestas de alimentación básica, así como semillas para la producción agrícola. También se están repartiendo mascarillas e información sobre higiene y prevención del