Construcción de baños dignos
En pleno siglo XXI aún hay muchas personas en el mundo que no tienen acceso a un baño, no disponen de acceso al agua y saneamiento básico.
Esto implica que muchas personas no cuentan con sistemas para eliminar higiénicamente las excretas y aguas residuales; y tener un medio ambiente limpio y sano, tanto en su vivienda como en las proximidades. En las zonas rurales de Bolivia el 36,5% de las personas no tienen acceso a un baño y van al campo a hacer las necesidades fisiológicas. No es diferente en las aldeas del municipio de Independencia, a 180 km de la tercera ciudad más importante del país, Cochabamba, donde las familias se esconden entre los matorrales buscando un poco de privacidad. Además obtienen el agua para el consumo de las aguas superficiales, las cuales a su vez están contaminadas por las sustancias fecales, provocando serios problemas de salud. Todos estos factores juntos, un saneamiento inadecuado, una higiene insuficiente y un agua potable insalubre, constituyen la causa del 88% de las enfermedades diarreicas .
Sin embargo, gracias al esfuerzo de todos, tú desde aquí y nosotros desde allá, este panorama poco a poco está cambiando en las seis aldeas del municipio de Independencia donde estamos trabajando desde hace unos años.
Hace algo más de un año empezamos a construir baños con ducha para mejorar la calidad de vida de las familias y que tanto los adultos como los niños y niñas se enfermaran menos, al tener una mejor higiene y salubridad. Actualmente ya hemos construido cincuenta y ocho baños, aunque aún quedan familias pendientes de acceder a la ayuda para disponer de uno en su hogar.
Son baños sencillos de 2 metros por 1,5, constan de una taza, una ducha y un grifo. El agua del lavado de manos se recoge y se reutiliza para el inodoro. Son sanitarios muy básicos, pero muy dignos y gracias a ellos las familias no tienen que defecar al aire libre y, por lo tanto, han dejado de contaminar el agua y el medioambiente. Las duchas cuentan con una resistencia eléctrica que calienta el agua al pasar, pues son poblaciones que están en la cordillera andina y el frío es intenso.
Cada familia ha participado activamente en la construcción de su baño.
Por ejemplo, haciendo el agujero de la fosa séptica, ayudando al constructor y aportando los materiales que hay en la zona, como la piedra y la madera. La participación es muy buena y el hecho de ser parte activa del proyecto les ayuda a generar conciencia del coste que implica cada letrina. Las familias que ya disponen de un baño están muy contentas y agradecidas. Ahora nos cuentan que se duchan dos veces a la semana o incluso tres. Antes algunas de ellas sólo lo hacían una vez al mes, ya que les resultaba muy complicado al no tener un espacio privado donde lavarse y tener que calentar el agua por las bajas temperaturas.
Con la puesta en marcha del proyecto hemos organizado unos talleres educativos sobre saneamiento e higiene. En ellos, las familias han participado con entusiasmo e interés para aprender a usar el baño y mantenerlo limpio y en condiciones. Igualmente se ha potenciado la mejora de los comportamientos de higiene y hábitos saludables.
Con la simple construcción de estos baños participamos en la construcción del derecho a una vida digna de las familias de las zonas rurales que viven por debajo de la línea de la pobreza, es decir, con menos de 1,25 US$ al día. Además, el uso de los baños evidencia al resto de los vecinos que su entorno mejora. Se enferman menos y ganan en dignidad y bienestar.
Invertir en saneamiento es, por tanto, elemental para construir un futuro mejor, más fuerte y saludable para las personas.